2 de julio de 2015

La "ayuda a Grecia"



La casi totalidad de los fondos entregados por Europa a Grecia ha servido para reembolsar los créditos de los bancos privados, principalmente franceses y alemanes.


Lo  declara Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía:
Con sus sacrificios, Grecia ha salvado a los bancos europeos 

Christophe Servan
3 de julio de 2015

Las crisis llenas de peripecias tienen una ventaja —pues acarrean una consecuencia positiva—: les hacen creer a los políticos que tienen que dar absolutamente su opinión en caliente ante sus conciudadanos, aunque más les valdría callarse. Contrariamente a las entrevistas detenidamente preparadas, estas intervenciones intempestivas revelan en unos (lo cual es desgraciadamente raro) un espíritu agudo, mientras se pone la incompetencia, el cinismo y las cobardías de los otros.

Así, al ser interrogado sobre la crisis griega, François Hollande declaraba a la puerta del palacio del Eliseo: “Actualmente la economía francesa es robusta, mucho más robusta que hace cuatro años”. Sin embargo, el INSEE anunciaba al mismo tiempo un nuevo aumento de la deuda pública francesa, la cual —batiendo todos los récords— ya representa el 97,6 % del PIB. Cabe recordar que cuando Hollande accedió a la presidencia de la República, la deuda equivalía al 86% del PIB.

Para no quedarse atrás, el mismo día Nicolas Sarkozy atacaba en su viaje a Madrid a Alexis Tsipras en los siguientes términos: “¡Qué cinismo, qué demagogia, qué irresponsabilidad!”. Ahora bien, no hacía ni veinticuatro horas que Túnez había sufrido un salvaje atentado terrorista que nunca se habría producido si Nicolas Sarkozy no hubiera desencadenado cuatro años antes una intervención militar tan demagógica como irresponsable. Tanto en un caso (incompetencia) como el otro (cinismo) la cosa da ganas de vomitar.

Afortunadamente también hay gente competente e intelectualmente honesta que reflexiona antes de hablar. Buena prueba de ello es el artículo publicado por The Guardian de Londres y en el cual, sin recurrir a los habituales clichés, el economista Joseph Stiglitz (premio Nobel de 2001, profesor en la universidad de Columbia) pone los puntos sobre las íes. Es cierto que, junto con Paul Krugman (premio Nobel de 2008, profesor en Princeton), forma parte de ese puñado de economistas cuya fama es tal que pueden decir lo que piensas sin tener que dar cuentas a nadie. He aquí, en sustancia, lo que escribió el día después de que Alexis Tsipras hubiera convocado el referéndum del domingo 5 de julio.

Ha resultado devastadora la lógica económica subyacente al plan que la Troika diseñó hace cinco años para rescatar a Grecia. Nunca en la Historia un plan deliberado ha tenido consecuencias tan catastróficas, y lo peor es que ni la Troika ni los dirigentes europeos han sacado de ello la menor lección. Así lo prueba la exigencia de un excedente primario del 3,5% en 2018 (que figura en la última propuesta de Juncker). No hay en todo el mundo un solo economista que no haya calificado este objetivo de totalmente irrealista.

Stiglitz recuerda seguidamente lo que ha repetido en diversas ocasiones, a saber, que la casi totalidad de los fondos entregados por Europa a Grecia ha servido para reembolsar los créditos de los bancos privados, principalmente franceses y alemanes; y como para subrayar que nosotros también estamos en deuda con Grecia, recurre a una incisiva fórmula: “Grecia ha pagado un precio altísimo para salvar el sistema bancario de los Estados acreedores”.

Por último aborda la cuestión de fondo —la democracia— y declara: “Preocuparse por la legitimidad popular nunca le ha interesado a la eurozona, que es un proyecto que dista mucho de ser democrático”. Y concluye: “Ahora, dieciséis años después de que se iniciara, constatamos que semejante proyecto es la antítesis de la democracia. Lo único que interesa a un gran número de dirigentes europeos es eliminar a Alexis Tsipras, cuyo gobierno de izquierdas está en completa oposición con los métodos que han originado tantas desigualdades, al tiempo que se afirma como un bastión contra el poder ilimitado del dinero.”

© Boulevard Voltaire


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